La verdad es que me encuentro sin palabras. Estuve minuto tras minuto, hora tras hora pensando que debía hacer, que debía decir al respecto. Hoy me desperté y me di cuenta de que lo que debía hacer como siempre les he dicho, es seguir mi corazón. Así que me levante, me vestí y me dirigí al portal que guía mis palabras hasta ustedes (mi computador portátil, compañero de mi día a día, aliado de aventura llamada vida, guardián de mi pitácora, compañero de victorias y desventajas). Para cualquier otro tal vez es algo insignificante y esto, algo innecesario. En el camino de este medio por el cual me comunico a ustedes he recibido grandes ayudas las cuales me han permitido seguir realizando esto que tanto amo hacer. Escribir. Comenzando por mi madre, mi familia, nuestros guías; otros escritores y artistas, otros bloguistas como las chicas de blogadictas ( a las cuales agradezco por su publicación ); a los grandes amigos, hermanos de otra sangre que apoyan a los lejos y que a pesar de todo, siempre sabre que están para mí, al igual que aquellos antiguos amigos que nos observan desde el paraíso... Pero, entre todos, a ustedes mis lectores, les agradezco por su inagotable apoyo, por haber estado a mi lado, por leer mi blog, comprenderme, escucharme y permitirme conocerlos y entenderlos. Los amo. Y prometo hacer lo posible por siempre poder apoyarlos y estar aquí para ustedes. Siempre que me necesiten, aquí estaré para ustedes, atenta y dispuesta a darles una mano amiga. Para reírme con ustedes, darles un hombro donde llorar, acompañarlos en sus hazañas y desventuras, ser su amiga.
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