Gotitas benditas que sobre la tierra cae y roza mi piel, traes contigo la vida y alejas el desdén. Fuente de agua sagrada, en presencia de los cielos, que a través de tus manos la buenaventura renace. Dime, maravilla divina, bendición de los dioses, por que te presentas ante nosotros, las mujeres y los hombres, en forma de gota, como lagrima dulce de cristal y te despides dejando la huella del riachuelo bravo que mantiene al arboledo al rincón de tu orilla. Traes contigo el recuerdo y la calma y, al irte te llevas las cenizas de cualquier mal, dejando en tu sombra el pasaje del pulcro suelo que con tu huella marcas, al paso de tu pisada constante a la vid de los suelos, donde nuestro fruto, que nos alimenta renace.
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