Dicen que el agua es insabora, que el viento es incoloro, que nuestras auras son inoloras y que la esencia misma no es real. Pero, por hoy, en mi día especial, he decidido refutarlo. Alguna vez te detuviste a saborear las aguas, dulces, suaves, relajantes, alguna vez te sentaste a observar el cielo y sentiste como el viento acariciaba los arboles y roza tu piel, y cuando observas a lo que parece ser "la nada" escode un bello sinfín de colores, alguna vez viste a "un alguien" y te detuviste a observarle, y de pronto, percibes un olor, dulce y único, característico de ella o de el. Que mayor prueba esta, de que estamos errados, de que sacamos conclusiones apresuradas de lo que parecía ser algo inexistente y de pronto notamos que si existe, así como nuestra esencia, pues nuestra esencia es esta, lo que percibimos, lo que notamos, lo que vivimos, nuestra esencia es nosotros mismos.
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