La empresa se inspira para este avance en el funcionamiento del cerebro humano, que utiliza la misma red de vasos sanguíneos para la transmisión de calor y electricidad.
La implementación de esta tecnología permitirá reducir drásticamente el tamaño de los ordenadores modernos que hasta ahora obligan a dejar suficiente espacio entre sus chips por la gran cantidad de calor que generan. Este sistema de refrigeración basado en líquido y alimentación eléctrica podría colocar sus chips solo en tres dimensiones.
Aunque el uso de “sangre electrónica” podrá tardar unas décadas en generalizarse, los científicos ya han demostrado su eficacia en laboratorio.
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