El concepto de "Raza" es erroneo, los humanos se diferencian en Etnias. La referencia a "RAZA" se refiere a otra temática, en la que luego profundizaré. La biología descartó hace décadas la existencia de razas humanas, en lo que a personas se refiere. La raza, como categoría taxonómica, se refiere a la existencia de diferencias genotípicas entre individuos de una misma especie. Entre los diversos grupos de la especie humana, no se dan este tipo de diferencias en el genoma. En dado caso, esto ya trataría de mutaciones y alteraciones no referidas a lo que el significado de "persona" radica. Por supuesto existen sub-alteraciones humanas, que no están incluidas entre estas, pero no es lo que venimos a estudiar.
Un fuerte movimiento de opinión propone, actualmente, cambiar la denominación del día de la raza, para el 12 de octubre, por la de "Día de las Américas", "Día del Descubrimiento de América" o "Día del Respeto por la Diversidad Cultural". En vista de que la polémica tomaba un tono emocional casi fanático, mezclándose en ella términos como racismo, genocidio, imperialismo, colonialismo, y personalidades históricas muy dispares, desde Julio Roca y Domingo Sarmiento hasta Cristóbal Colón y Adolfo Hitler, me pareció prudente esperar unos días, para efectuar un aporte positivo al debate.
Primeramente, busqué en la Wikipedia y en Internet (que se pretenden el resumen del saber moderno, lo cual me parece absurdo, dado que facilmente puede publicarse información errada y no hay quien lo radique) la expresión "razas humanas". Allí sólo encontré afirmaciones de personas sin la menor autoridad científica o histórica. Todas ellas dicen: "No existen razas humanas. Hay una sola raza: personas. El término raza no puede aplicarse a los seres humanos". Lo repiten con la ciega fe los fanáticos. No encontré, entre los referentes, a un solo antropólogo conocido.
La observación de la vida indicaría más bien lo contrario. Vivimos en un país de aluvión inmigratorio y podemos ver a nuestro alrededor distintos biotipos. Ingrid Grudke, modelo argentina, tiene una fisonomía. Evo Morales, presidente boliviano, tiene otra. Sergio Miyagi, jefe de prensa del Jardín Japonés, tiene una tercera. Nelson de Zaire, el africanísimo personaje de ShowMatch, presenta una morfología corporal que no coincide con ninguno de los anteriores. Y lo mismo vale para el señor que atiende en el supermercado de nuestra de nuestra cuadra. ¿Cómo que no hay razas humanas? La evidencia sugiere que sí hay razas, y bien diferentes entre sí.
La que es sólo una y siempre la misma es la Especie Humana, ya que todos los seres humanos son interfecundos, y de hecho se mestizan con gran entusiasmo, lo cual ha eliminado muchísimas razas, y la mas cercana a su próxima extinción es la englobada "Raza Rubia" Pero las razas existen.
De lo contrario, negaríamos también la existencia de las razas caninas porque "el perro es sólo uno". Sí, es sólo uno: pero si vemos a un gran danés parado junto a un chihuahua, apreciaremos que las razas existen. Es cierto que un macho chihuahua puede fecundar (con algo de suerte) a una robusta gran danesa. Si la hembra está en celo, de alguna manera se las ingeniarán. Pero son bien distintos.
Tengo en mi biblioteca el mayor compendio de antropología publicado en el planeta. Se trata de "Razze e Popoli della Terra" (cuatro tomos, de 800 páginas cada uno) editado por Renato Biasutti en 1967.
En busca de una referencia científica, estudié los capítulos referidos a las razas humanas, donde se compilan las observaciones y mediciones efectuadas por geógrafos, viajeros, etnógrafos y antropólogos durante los últimos cinco siglos. Para volcar a tablas numéricas sistemáticas las diferentes fisonomías de los pueblos humanos, se han tomado índices como el cefálico (braquicefalia-mesocefalia-dolicocefalia, según los diámetros relativos del cráneo) el índice nasal, el índice facial a partir de una clásica oval del rostro, los diámetros bizigomáticos, el color de la piel, la altura promedio de los individuos, la edad de la pubertad en la mujer, la plica mongólica o pliegue palpebral, que puede ser interno, externo o ambas cosas a la vez (como en los chinos) la masa muscular, los diámetros horizontales del cuerpo, el volumen abdominal, los labios extrovertidos o retraídos, la pigmentación de los ojos y el pelo, que puede llegar a formar glomérulos, como en los hotentotes. Todas estas proporciones han sido medidas en individuos provenientes de regiones convenientemente aisladas, desde Suecia hasta Andamán, desde Escocia hasta la Araucanía. Como primera observación digamos, sencillamente, que las razas humanas sí existen. Sin ninguna duda, y tal como podemos verlo en la vida cotidiana.
Biasutti clasifica las siguientes razas. Primero, la rama de los australoides, que incluye la cepa de los austrálidos, los tasmanianos y los neocaledonios. En segundo lugar, la cepa de los papuásides, integrada por los melanesios, los papúas de montaña y los tápiros. En tercer lugar, la cepa de los védidos, que incluye la raza vedaica y la raza málica.
Segunda rama es la de los negroides. Esto incluye la cepa de los esteatopígidos, que agrupa a la raza bosquimana, la hotentote y la costera, ya extinguida. Aquí se incluye también la cepa de los pígmidos. Son los pequeños Ba Mbuti y Babinga, ambos africanos. Luego se incluye la gran cepa de los négridos, todos ellos -aparentemente- descendientes del Hombre de Grimaldi. Son las razas sudanesa, nilótica, cafre, silvestre, Ba Twa, andamanesa y Aeta-Semang de Malacca.
Tercera rama: los mongoloides. Primero hay que mencionar a las razas pre-mongoloides: la paleosiberiana, la tibetana y la de Punan o Sarawak. Luego se agrupan las cepas mongólidas propiamente dichas: la tungusa, la Sínica y la sudmongólica, que conocemos como birmana.
A continuación, los antrólogos distinguen la cepa esquímida, todavía localizada en el norte de América y Asia, entre los eskimo y los samoyedos.
Luego hay que clasificar a la rama de los europoides. Esta se divide entre pre-europoides (ainu de Japón, urálicos del Vogul) y la cepa de los európidos. Estas últimas razas descenderían, todas, del primitivo Hombre de Cro-Magnon. Son la mediterránea, la nórdica, la iraniana, la india, la alpina, la báltica, la adriática y la pamiriana.
Una curiosidad, al pasar. Cada una de las naciones europeas es, en sí misma, un crisol de razas. Se verifican en su población distintas subrazas o tipos regionales. Mucho mezclados y muchos no. Algunos han sido consagrados por los medios. Verbigracia: el clásico mentón en punta de los ingleses, que recuerda a la etiqueta del whisky Johnny Walker, sumado a la boca pequeña con grandes dientes frontales (David Niven, Michael Caine, Rowan Atkinson) que incluso ha moldeado la forma de pronunciar ciertas consonantes fricativas como la "thr" y la "fr". Imposible explicar estos perfiles, tan llamativos, como adaptación al ambiente o a las exigencias del clima. Más bien serían herencia de algunos antepasados comunes. Del mismo modo, las razas son agrupadas por los estudiosos en "cepas" suponiendo que tienen un ancestro prehistórico compartido.
En el caso específico del pueblo italiano, deberían verificarse tres razas fundamentales: la adriática, la alpina y la mediterránea. Para que esta clasificación no quede en una enumeración fatigosa de palabras difíciles, diremos lo siguiente. La raza adriática o dinárica, que se expresa entre muchos croatas y muchos nativos de la Padania (norte de Italia) de modo que podríamos llamarla biotipo de la Lombardía o de la Toscana, se describe técnicamente con los siguientes rasgos: "piel blanca oscura, cabellos lisos, castaños u oscuros, ojos a veces claros (verdes o azules) pilosidad acentuada, estatura alta (174) cuerpo robusto, con piernas largas, fuertes diámetros transversales del tronco, cráneo corto (85, braquicéfalo) y bastante alto, con occipital aplanado, nariz fuerte, leptorrino (62) con dorso recto o convexo, cara alargada, a menudo ancha y redondeada en la mujer, mentón alto. Algunos personajes populares de la escena argentina corresponden (como en un manual) a este biotipo: Mauricio Macri, Cristian Fabbiani, Guillermo Francella, Martín Demichelis, Gino Renni, Marcelo Tinelli, Fabio Moli, Jorge Dáscola y Oscar Ruggeri, por ejemplo.
En cuanto a la raza alpina, sus caracteres son: piel blanca-opaca, pelo y ojos castaños, estatura media (164) cuerpo ancho con cuello corto, espalda y vientre anchos, cráneo ancho (87 braqui) bastante bajo, con occipital redondeado, cara ancha redonda, nariz corta con perfil recto o cóncavo. Este perfil se aprecia en muchas familias provenientes del Véneto, Treviso, Trieste, Conelliano y regiones montañosas del norte de Italia: los Cosulich, los Tomasin, los Sordon, los Güerrin. Aunque existe, entre tantos alpinos de cuerpo bajo y redondo, con el mismo origen véneto, una clamorosa excepción: el gigantesco Antonio Ubaldo Rattin.
El tercer tipo racial italiano es el de los mediterráneos: piel blanca mate, ligeramente oscura, ojos y cabellos castaños u oscuros, pilosidad media, estatura media-baja (162), cuerpo moderadamente longilíneo, cráneo dolicomorfo (78) con occipital redondeado, rostro oval, nariz leptorrina (68) con dorso recto, la base horizontal o inclinada hacia abajo, ojos grandes muy abiertos. Este perfil puede apreciarse en futbolistas como Heber Mastrangelo, Jorge Frasoldatti o Javier Mascherano.
Por último, se menciona a la cepa de los lápidos: sobreviven sólo los lapones de Noruega.
En una segunda línea prehistórica, de origen sub-ecuatorial, se menciona a los paleoíndidos, cepa que incluye a los tamílicos y los malabares. En la cepa de los etiópides se encuentran individuos de rara belleza, tanto entre mujeres y niños como varones. Se distinguen por su gran altura, largos brazos, piernas y cuello, cuerpo delgado, diámetro dorsal largo, cabeza pequeña, ojos llamativamente grandes, pequeños pies (planos) y manos esbeltas. En los miembros inferiores se advierte, como en casi todos los africanos, que, a pesar de la gran masa muscular, falta el doble nudo de los gemelos. Esta cepa incluye a los etiópicos, los saharianos y los malgaches. Los distintos autores mencionan luego el ciclo de las razas derivadas del Pacífico y América. La cepa de los polinésidos incluye a la raza polinesia, que abarca también a los maoríes y a los nativos de Micronesia.
Finalmente, la cepa de los americánidos incluye a las siguientes razas: los alegánicos (o apaláchidos, según José Imbelloni) la raza dakota o de las llanuras, la aleutina, la sonoriana, la pueblo-andina, la amazónica, la lagoana, la pampeana y la magallánica.
Respecto a los indios de América, tanto pampeanos como amazónicos, se verifica que la plica mongólica, así como la estructura de los huesos faciales conocida como "pómulo alto", aparece frecuentemente en las mujeres, pero casi nunca en los hombres. Tal vez esto explique por qué, en el decurso de la historia, ellos fueron llamados "indios", y ellas "chinas":
Todas estas familias pertenecen a la única especie humana que vive en nuestros días: la homo sapiens. Todos son interfecundos. Hablan distintas lenguas y habitan en distintas naciones. Se acota, además, que estamos viviendo la era de la Fusión de las Razas. Pero estas se fusionan, precisamente, porque existen. El hombre es multiforme y policromo. Existen muchas "variedades" de personas, con morfologías diversas. Ese hecho no tiene nada que ver con el racismo, sino que es un tesoro de la vida humana.
En un futuro todavía remoto, tal vez los seres humanos seamos todos similares y del mismo color: algo cercano al café con leche, con ojos oscuros y estatura indudablemente mayor a la actual. Pero es sólo una conjetura. Además, suena un poco aburrido.
Esto es lo que mis libros de antropología física dicen sobre las razas humanas. Tal vez haya otros libros, mejores. La Hitleriana, se basa en la suposición de que los arios o indoeuropeos son una "raza", cuando en realidad se trata de una gran familia lingüística, que no es lo mismo, pero si existe su raza, luego presentada en otro post.
Este vasto linaje histórico y cultural incluye a los iraníes, los hindúes, los sajones, los normandos, los latinos, los griegos, los hispanos, los eslavos y muchos otros que no tienen nada que ver con la Alemania Imperial de Adolfo Hitler. Es decir, por salto genético o mutación.
El miedo a ser acusado de "hitlerista" ha impulsado a muchos entendidos a omitir prudentemente la palabra "raza", reemplazándola por "biotipo" u otras más discretas. En definitiva, la raza -según Biasutti- es una serie de caracteres corporales estables, que se repiten hereditariamente entre los integrantes de un grupo humano, a lo largo de un período de tiempo. Todo lo demás es categorizado como historia. La superioridad de unos u otros. La laboriosidad de los nórdicos, la paciencia de los chinos y japoneses, la belicosidad de los pieles rojas y los araucanos, la dotación artística o deportiva de los africanos. Todo esto lo afirman algunos y lo niegan otros, según las épocas, las culturas y los personajes. Personalmente, estoy de acuerdo con que si existen influencias de actitud y personalidad, con respecto a la raza. Ya sea por desarrollos o mutaciones fisicas o mentales, por clima o por cultura.
Es posible que la idea de estudiar los distintos linajes del género humano se parezca un poco a un intento de "animalizar" a los hombres, para guardarlos luego en frascos con formol. Pero el hombre no necesita ser animalizado, ya que de por sí es un animal. Por eso Biasutti habla de una "zoología" de la humanidad, aplicando para nosotros mismos los criterios de especie-familia-subespecie-género, etc, de Linneo.
Ahora bien. El Día de la Raza, a mi modo de ver, fue así denominado en homenaje a los invasores europeos.
El 12 de octubre de 1492, comienzan a llegar los hombres de raza blanca: los otros ya estaban(En la realidad, muchos otros individuos históricos habían visitado, pero sin mutar su raza ni sus tierras. Un ejemplo de esto son los Nordicos). Según este criterio, arribaría, en esa fecha, a las costas, con los colonizadores, la raza "verdadera", la de los antepasados. Creo, con toda franqueza, que esta denominación pretende "borrar del mapa" a los antepasados pampas, tehuelches, guaraníes y collas. Esa fue la intención profunda de la conmemoración, y hoy no corresponde al tiempo que vivimos.
Por lo tanto, me parece adecuado hablar de un Día de las Razas, ya que en nuestra historia se han encontrado (en la guerra y en la cama, en las violaciones, raptos, concubinatos, amantazgos, duelos, masacres y epifanías más variadas) las razas europeas, las americanas, las africanas y las asiáticas, entre otras, existentes o extintas.
¡A mucha honra!
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