La Divinidad de la Diosa

Soy la llama, en chispa eterna, que se ciñe y se rige en el hielo que se destiñe, mas no se funde en el claro, como el agua del mar.
Soy la rama que zurca en los aires, y que corta en su baile, diverso y fragante, como un verso sin fín.
Soy el lecho, que brinda techo, al hombre y la mujer, con alma de niño inoscente, como cobijo del mundo cruel, que purga a los puros y aclama al desvarío y al enmascarado.
Pero mas que todo, soy el todo mismo y la nada, en la noche y el día, en el tiempo sin descanso, en el arduo desierto y el frío desgarrador.

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