Son tantas las cosas que me unen a ti, que se vuelven menos las que nos desatan.
Hay tantos errores que parece fácil decir, simplemente olvidemos, que no nos percatamos de lo poco probable de que sepamos como hacerlo.
Vivimos en el atrás, tanto que ya no somos nada en el ahora.
Pero es ese pasado el que nos mantiene unidos y también el que nos separa.
Extraño por sobretodo, aquella forma en que nos demostrábamos amor y afecto donde quiera que estuviésemos. En el pasillo, el salón, las calles y hasta el cine, con mis amigas. Era como si las personas desaparecieran y nuestro único propósito fuese nuestros labios unidos, ser uno solo.
Nuestra pasión e intensidad, nuestro fuego era tan intenso que no había control. No nos importaba nada ni nadie. Nos retaban y regañaban, pero nos daba igual. No queríamos escondernos.
Tanto, que desconocidos se acumulaban a vernos, impresionados por nuestro fuego. Que tus conocidas decían y te comentaban lo increíblemente hermoso que era el como eramos.
Por sobre todo, lo que mas anhelo era el como se sentía ser el centro de tu mundo.
No había limites, no había excusas ni razones, solo eramos tu y yo.
Era mi fascinación el ver como siempre querías verme. Siempre querías visitarme y te exasperabas cada ves que decía que no.
Lamento tanto haber dicho que no. E incluso haber discutido por lo mismo.
En aquellos entonces tenía tantas cosas que hacer, con que cumplir, que me miro ahora y me avergüenzo de lo poco que podría decirse soy.
En aquel entonces, cualquier cosa importaba menos que verte y jamás pude demostrarlo. Y ahora, ese impulso fugaz e irreverente en ti, ha desaparecido.
Loco, iluso, despiadado.
Hay tanto para describir a la ironía del tiempo y el amor.
Extrañar aquellos días en que la locura invadía tu mente y yo era tu droga. En que el complacerme te era un sueño, y los minutos se convertían horas, sin importar ni quien, como ni donde fuese.
Eso quedo tan atrás, que hoy en día ya no te gusta ver mis ojos ni menos mi rostro, cuando estamos a solas. Cuando antes eso era aquel acto que no podías darle explicación. Tu venus de Milo me decías jajaja
Pero esa ilusión ha quedado en el pasado, a tal punto que a penas tienes interés en ver mi rostro.
Sientes mas pasión poniéndome de espaldas, para no verme. Tan solo disfrutar de un algo que sientes cualquiera podría dar. Pero que soy un mientras tanto, porque no hay más.
Ya no hay un deseo de posesión. Un deseo de demostrar que tienes el control y que como depredador, el lobo desea devorar a la presa.
Y peor aun, la nostalgia de aquellos días en que el complacerme te complacía, y te era tal disfrute que nunca tenías suficiente. Amar nuestros juegos, en presencia o a la distancia. Amar esas ilusiones ardiendo en el alma ahora de cenizas.
Pero esos días en que los minutos pasaban a ser horas, se convirtieron en horas que pasaron a ser minutos. Y esos minutos se convierten en unos apenas 3 segundos de entrega por compromiso, para así recibir un algo a cambio.
Haber recibido tanto y ahora estar en abandono.
Así se siente nuestra relación. Ya tan sola y desesperada, que parece un simple mientras tanto, porque pareciera que no hay más.
Decirnos que sentimos por horas, sin detenernos y sin notarlo. Pasar las horas hasta amanecer saliendo un tema tras otro, sin sentido únicamente porque sí. Ese deseo de querer seguir hablando y sentir que una hora parecen mil años.
El recelo por querer ser lo único en la mente de aquel que amamos. Y que tan solo una mirada desviada parece que se nos clava en el corazón.
Esa desesperación por querer demostrar de la nada que sentimos, testamentos al tiempo, demostrando nuestro amor.
Aquellos besos y palabras que venían a la continuación de una batalla campal que temíamos nos distanciara sin darnos cuenta de que era imposible. O así parecía.
El acelerar del corazón, el encontrar un paraíso de maravillas en el otro, pareciendo mas importante y mas sabio que cualquier otro.
El correr kilómetros para un simple te amo. Para vernos, así fuera 5 segundos.
Los minutos a solas, el como aquellos pequeños detalles que con cualquiera fuese una nada, parecía un todo cuando estábamos juntos.
Esa intriga, esa ilusión, ese sentir que la persona en la que estamos pensando es quien queremos para toda la vida, porque es perfecta. Es un sueño hecho realidad.
El como parece que se ilumina el mundo al verle luego de la espera, que el tiempo se alenta, las mariposas revuelan y te das cuenta de que no quieres a nadie más, estás enamorado.
Y nada podrá cambiarlo.
Hasta que cambió.
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