Se dice que una relación no acaba, hasta que acaba.
Así nada mas, simplemente se esfuma.
Cuando llega el día en que te das cuenta que ya no aprenderás nada mas de aquel que te acompaña, que los intentos son en vano y las razones son excusas. No hay mas que hacer, porque no se quiere ya hacer.
Cuando te das cuenta que esa persona te expresa que tu corazón no importa. Que es capas de lastimarlo por parchar sus fracturas. Que eres reemplazable. Que no luchará por ti porque simplemente prefiere olvidarte y que no eres algo que necesita para su vida, para complementar.
Ahí sabes que se acabo.
Cuando te das cuenta de que las intenciones y las acciones están condicionadas a recibir algo primero antes de ser, en ves de recibir gracias a las intenciones y acciones.
Cuando lloras tanto que no recuerdas la última ves que reíste.
En ese momento cuando notas que a la persona le da igual lo que sientes y jamás te pregunta "Y, ¿Tu que quieres?"Ahí es cuando te das cuenta que no eres una prioridad. Que no eres valorado. No eres feliz.
La verdad soy ignorante referente a la felicidad, pero bien se que aquello que te quita el hambre no lo es.
Hoy la impotencia y desesperación invadió mi alma y sin ni siquiera notar que no cargaba mas que mis medias blancas, salí a correr. Correr y correr, en un intento absurdo de dejar todo atrás. Que me había dado el tiempo hasta ahora. Responsabilidades, amigos que no me consideran mas que un soporte y no una amiga, un novio que jamás me dio un día para mi y que nunca me amo por como soy y vivió mostrándome fallas, quejas, errores, defectos, desvirtudes, culpabilidad; una familia que solo ve por sus ojos y una humanidad despiadada. Corrí y corrí, queriendo dejar todo atrás, hasta quedar yo atrás. Me olvide de semáforos, zapatos, gorras, teléfonos, trabajos, personas. Pero también me olvide que el planeta es redondo. Y como dijo el padre de Anna en el Portal de la Sombra de Lene Kaaberbøl, si viajas lo bastante lejos terminas donde has empezado. Y de una forma u otra así fue. Y al volver me di cuenta de que había ganado un castigo, medias rotas y manchadas, pies heridos, ojos rojos por llorar, personas angustiadas por no saber que paso ni conocer el secreto brote de mis lagrimas y por sobre todo, minutos aquellos, donde por un instante creí volvería a comenzar y lo malo quedaría por fin atrás.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario